Lo que aprendí al repetir Kínder.

 

 

1.- No importa qué tan alto seas, igual terminarás sentado en el piso, mirando hacia arriba.

 

2.- Las palabras mágicas sí existen, y funcionan. “Please” sí abre puertas. “Time out” es un hechizo paralizante. “Make good choices” logra que las manos desaparezcan y que las bocas se cierren automáticamente.

 

3.-Nunca es demasiado temprano para que tengan fe en ti: aunque todavía no sepas qué significa esa palabra.

 

4.- La real competencia no es entre los niños sino entre sus mamás: ellos son igualmente inteligentes, las madres no.

 

5.-Los niños son como los espejos de los circos: reflejan la realidad de sus hogares, sólo que ligeramente alterada.

 

6.-Definitivamente, son “mini gente”, pero sobre todo, “mini”. Así como se ve extraño una niñita usando tacones altos y maquillaje, resulta espantoso un niño de 5 años repitiendo diálogos de “Precious”.

 

7.-No importa lo buena madre que creas ser, tu hijo siempre encontrará algo que te hará sentirte peor que las demás. Y no será su culpa, sino tuya.

 

8.- Kindergarten parece mucho más difícil después de que has terminado la universidad. Mentira, no parece más difícil, lo es.

 

9.- Los niños siempre pueden hacer más cosas que tú porque te llevan años de ventaja en el desconocimiento de lo que es imposible.

 

 

Todo eso me lo enseñó mi hijo durante su primer año en la escuela. Lo que me espera.


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